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Rugby femenino: un oasis dentro del deporte iraní

Abril 30, 2021
Florencia Montaruli
11 min read
En 2018, Irán ganó el Women's Rugby Development Award (Premio al Desarrollo de Rugby Femenino) – Crédito: Federación de Rugby de Irán
En 2018, Irán ganó el Women's Rugby Development Award (Premio al Desarrollo de Rugby Femenino) – Crédito: Federación de Rugby de Irán
Nahid empezó a jugar al rugby en 2008, aunque corrige que “es mejor decir cuándo mi vida cambió y me dirigí hacia mis sueños”. Crédito: Asia Rugby
Nahid empezó a jugar al rugby en 2008, aunque corrige que “es mejor decir cuándo mi vida cambió y me dirigí hacia mis sueños”. Crédito: Asia Rugby

Más del cincuenta por ciento de los deportistas registrados en la Federación de Rugby de Irán son mujeres. No es un dato menor, y muestra cómo un deporte, con todo el peso del prejuicio histórico que cae sobre él, puede ser una herramienta para ayudar a cerrar una brecha cultural y demostrar que las mujeres iraníes están preparadas para enfrentar al mundo. Un dato que enciende una pequeña llama de esperanza en Irán. Es precisamente Nahid Biyarjomandi quien, desde su lugar de Jefa de Desarrollo del Rugby Femenino en ese país, ha sido la encargada de mantener encendida esa pequeña llama de esperanza. La investigación sobre este deporte en Irán, de la mano de Tomás Padilla, es recogida por IranWire en un apasionante relato sobre valentía, propósitos y perseverancia.

***

El rugby, deporte de elites, siempre se ha mostrado reticente a los cambios ajenos al reglamento. Para evitar perder “el espíritu” del amateurismo y los -siempre polémicos- “valores” que promueve. En 1995 se profesionalizó y recién en 2016 volvió a los Juegos Olímpicos -su última asistencia había sido hace noventa y dos años, en París 1924- con un requisito excluyente que dispuso el Comité Olímpico Internacional (COI): incorporar las mujeres al circuito.

En Irán, el rugby se utilizaba como entrenamiento militar en la década del cuarenta y decayó tras la Revolución Islámica de 1979. Sin embargo, entre 1996 y 2000, un grupo de estudiantes empezó a trabajar para resurgir la disciplina en el territorio. En 2007, la selección masculina disputó su primer encuentro internacional contra Pakistán (ganó 32-3) y, a partir de allí, los pasos que dio la Federación de Rugby de Irán (IRF) fueron cada vez más importantes: en 2010 se convirtió en miembro asociado de World Rugby, en 2020 miembro pleno (ahora son 128 membresías) y en 2021, según informó el ex presidente de la IRF, Hassan Mirza Aghabek -en marzo fue electo Mir Mehdi Hosseini-, el deporte se juega en 29 de las 31 provincias del país.

Además, el número de deportistas registrados en el sindicato aumentó un 20% entre 2019 y 2020 (pasó de 10.000 a 12.000) con una arista más que interesante: de esa cifra 7.000 son mujeres, es decir, el 58% de quienes lo practican. Un ajustado predominio femenino que hace de resquicio dentro del deporte iraní.  Nahid Biyarjomandi, Jefa de Desarrollo de Rugby de la IRF e integrante del Comité Ejecutivo de Asia Rugby, explicó a IranWire las claves del crecimiento, los objetivos que tienen y dejó un mensaje: “Si pude alcanzar los puestos de liderazgo más altos del continente, otras pueden hacer lo mismo”.

El éxito en tres conceptos: “Probar, jugar y quedarse”

Desde que se transformó en miembro asociado de World Rugby, la IRF puso en marcha un plan dividido en dos ejes: incrementar el número de jugadores (principalmente a través del rugby de parejas) y capacitar al personal (en especial a entrenadores y árbitros locales). A más de una década de la alianza IRF-WR, los resultados son muy positivos: pasaron de contar con apenas cinco o seis personas que se dedicaban a entrenar y dirigir, a obtener trescientas, certificadas por el organismo. Detrás de todo ese éxito, hay una figura en particular: Nahid Biyarjomandi, quien desde 2016 es la Jefa de Desarrollo de Rugby femenino.

“La base del progreso fue el uso de los modelos globales de World Rugby para categorizar nuestras actividades y el envío regular de informes, a través de la página web de la Federación Mundial, al Consultor de Desarrollo de Asia -dice Nahid-. También establecimos contactos con los funcionarios de todas las provincias para animarlos a que nos presentaran al menos un oficial masculino y uno femenino, para crear su propio comité. De esta manera, con competiciones regulares, cursos nacionales e internacionales para técnicos y árbitros, nuestra comunidad se hizo más grande y fuerte. El modelo abreviado del éxito es la misma forma de hacerlo: ‘Probar, jugar y quedarse’”. En 2018, Irán ganó el Women's Rugby Development Award (Premio al Desarrollo de Rugby Femenino) y en 2019 se ubicó tercero en Asia -y quinto en el mundo-, en cuanto a la mejoría alcanzada.

Si bien Nahid considera que el mayor valor está en los recursos humanos que tienen en las ciudades -voluntarios, jueces y técnicos- es consciente que el rugby en Irán no es profesional debido a las condiciones de trabajo. Pese a ello, en 2019 el Ministerio de Deportes y Juventud aprobó las leyes relacionadas a los clubes oficiales y hoy en día hay registrados cerca de diez, aunque el número de equipos no oficiales es mayor y gran parte de ellos entrenan bajo el control de los comités provinciales.

“El próximo paso es tener una estructura más organizada, que reúna información estadística para examinar el avance de la práctica en Irán, establecer academias profesionales en edades básicas y realizar más campamentos. Una parte del éxito es el uso de recursos externos y la otra es la prueba y error. La mezcla de ambos es lo mejor”. Hoy la Federación cuenta con torneos nacionales -todos ellos masculinos y femeninos- que se celebran cada año (Rugby 7, Rugby 15, Rugby 7s Sub-18/20, Rugby X para U16, Rugby de etiqueta para U13 y Rugby de playa) y están clasificados por edades, un aspecto que desde el organismo consideran fundamental dentro del programa.

El principal objetivo de la IRF es consolidar una estructura de selecciones que pueda garantizar el futuro del rugby iraní. Pese a lo logrado, entienden que les queda mucho camino por recorrer, aunque no es algo que vean fuera de alcance. “Una de mis metas a corto plazo es formar el equipo nacional femenino 15s y conseguir más experiencia en Asia Rugby”, dice Nahid y sigue: “A largo plazo, poder competir en los clasificatorios de los Juegos Olímpicos y llegar a ellos con más y mejores proyectos”.

A nivel continental, su deseo es el mismo que la motiva desde hace trece años: ayudar a promover la igualdad en todos los ámbitos del rugby. “Siempre intenté mostrarles a las mujeres que cuando una persona logra alcanzar los puestos de liderazgo más altos del continente, otras pueden hacer lo mismo en ese país. Solo deben trabajar duro y seguir sus propias aspiraciones y objetivos. El camino hacia el éxito no es el mismo para dos personas y cada uno debe descubrir el suyo”.

“En 2008 mi vida cambió y me dirigí hacia mis sueños”

Como cuenta ‘Salam Rugby’, documental del director iraní-neozelandés Faramarz Beheshti, el rugby femenino se introdujo en Irán entre 2004 y 2005. En medio de un contexto social de elecciones presidenciales -dónde finalmente terminaría ganando Mahmud Ahmadineyad-, y de reaparición de las mujeres en el deporte. El film las muestra entrenando en lugares cerrados, con hiyab y bajo la mirada de las fuerzas de seguridad. Con la esperanza como bandera.

Nahid empezó a jugar al rugby en 2008, aunque corrige que “es mejor decir cuándo mi vida cambió y me dirigí hacia mis sueños”. Irán tenía una selección nacional y dos de las integrantes querían formar un equipo en la ciudad donde vivía (Karaj, cerca de la capital Teherán). No sabía lo que era, pero entendía que no se trataba de fútbol americano, así que se unió a uno de los pocos clubes que había. Como buscaba incorporar conocimientos más allá de lo que estaba aprendiendo, junto a Samane Zamani, una amiga y compañera de equipo, empezaron a entrenar con otras personas. “La idea de crear un equipo surgió ahí, pero era muy difícil atraer a una chica para que se metiera en el rugby en aquella época, así que fuimos a una escuela de educación física y el entrenamiento fue seguido con mayor detenimiento por la presencia de muchas que se interesaron”. 

Dentro de sus logros, Nahid puede decir que fundó (o no) el primer equipo femenino de Irán. “El Rugby Fallow Deer no es el primer club femenino del país, eso es algo que se menciona de manera errónea en algunas entrevistas. Al principio tenía un nombre bajo el cual íbamos a las competiciones y logramos buenos resultados a nivel a nacional”. En cuatro años, obtuvieron dos segundos puestos en 7s y dos campeonatos tanto en 15s como en 7s Sub 18. “El Rugby Fallow Deer o Gamo -una especie persa de ciervos- es un club oficial que establecí bajo las leyes del Ministerio de Deportes y Juventud de Irán con las mismas jugadoras, pero con un nuevo nombre”.

Sin embargo, practicar y dirigir al mismo tiempo le pareció que podía perjudicar la enseñanza, porque estaba más concentrada en cómo arreglar los errores que tenían. Entonces Nahid decidió involucrarse de lleno en la misión de conformar una estructura adecuada para desarrollar el rugby femenino y, ese mismo año, la Federación la invitó a ocupar un puesto como voluntaria. Hoy, es Jefa de Desarrollo de Rugby, miembro del Comité Ejecutivo de Asia Rugby y Primera Adjunta del Comité Asesor Femenino.

“En los años que entrené, he visto un claro apoyo de las familias a sus hijas, aunque al principio era menos común y hoy en día es muy diferente. Creo que todo depende del conocimiento, que es algo que se muestra bien en el país. La belleza del rugby es mucho mayor que sus contactos, los cuales tienen lugar bajo las reglas”. Gracias al trabajo en las redes sociales -en Instagram (@iran_rugby) cuentan con más de 19.000 seguidores-, lograron captar muchos deportistas e incorporar la práctica en escuelas, clubes y universidades. Otro de los factores fundamentales para que ocurra un cambio de paradigma y recepción dentro de la sociedad, fue la campaña mundial “Try And Stop Us” (‘Intenta detenernos’) de World Rugby.

En 2019, World Rugby lanzó "Try and Stop Us" para promover a las mujeres en el rugby y eligió a quince “mujeres y niñas inspiradoras con cualidades imparables de todo el mundo”. Nahid integra el selecto grupo de las cuatro “Unstoppables” (‘Imparables’) nombradas por Asia Rugby. “Esta campaña ayudó a que surgiera la confianza en sí mismas de todas ellas, para ser un buen ejemplo para su generación y las siguientes. El impacto global del proyecto fue enorme, desde el progreso personal de las embajadoras en su camino hacia el éxito, hasta los proyectos de los continentes para presentarla. Las biografías de todas han llevado al mundo a ver exitosas ‘Mujeres en el Rugby’, que no sólo son jugadoras de primera línea sino también árbitras, entrenadoras, líderes y gestoras de éxito en varios niveles que, en algunos lugares, han superado a los hombres”.

Las jugadoras iraníes, las verdaderas ‘Unstoppables’
"Es un doble logro, porque soy mujer y siempre he visto y oído las reacciones de los hombres ante las iraníes en los deportes de contacto". Nahid les preguntó a algunos jugadores por qué creían que las mujeres participan más en el rugby de Irán y ellos respondieron que eso se debe a que tienen más tiempo y menos responsabilidades. "Creo que es una excusa y me parece muy gracioso -dice Nahid-, porque tenemos muchas madres que juegan, entrenan y dirigen. Ser madre, esposa, a veces trabajar, y seguir actividades voluntarias al mismo tiempo es muy difícil”. Aunque no hay un apoyo del 100% al deporte femenino en Irán, considera que es un problema que existe en todo el mundo y no de un país o continente concreto.

Así lo confirma Kate Rowan, la única periodista que cubre rugby masculino para un periódico nacional (The Telegraph) del Reino Unido, en un imperdible artículo publicado en marzo. Allí denuncia abuso físico-psicológico, discriminación y desigualdad, porque es sometida “a un trato que nunca se les daría a los colegas varones". Kate dice que si bien el rugby tiene grandes valores y personas fabulosas "hay un vientre oscuro del que solo se habla en voz baja", porque existe "un miedo endémico a la diferencia en algunos rincones del rugby". También sostiene que los clubes pueden hacer mucho para incluir a las mujeres y las minorías, "pero no saben cómo lidiar con ellas en trabajos que tradicionalmente han sido realizados por hombres". Los argumentos habituales están centrados en la premisa de que las mujeres que nunca jugaron un deporte masculino no pueden cubrirlo. “Eso es una tontería”, escribe Kate e ironiza: “¿Es necesario que un corresponsal de guerra haya servido en el ejército?”.

Si Katayoun Khosrowyar (primera entrenadora iraní con licencia técnica ‘A’ de la FIFA) revolucionó y sentó las bases del fútbol femenino moderno persa, Nahid Biyarjomandi hizo lo propio con el rugby femenino: rompió barreras, abrió puertas y empezó a cerrar una brecha cultural. Patentó en el Ministerio de Deportes el primer club de rugby para mujeres, reclutó talentos, conformó una red de directores técnicos, capacitó árbitros y ayudó a extender la práctica por (casi) todo Irán. Que más del cincuenta por ciento de los deportistas registrados en la Federación de Rugby de Irán sean mujeres, no es algo que deba pasar desapercibido y, mucho menos, ser minimizado. Porque es una conquista que representa un oasis en un ámbito históricamente dominado por hombres y una rendija de esperanza para el futuro del deporte -y de las iraníes en general- en el país. Es un triunfo que vale doble, como si se escribiera en hoja de calcar, porque significa una victoria dentro de un ambiente machista y un mensaje para las autoridades. Como dice el eslogan de la campaña que promueve World Rugby: “Try And Stop Us” (‘Intenta detenernos’). Ellas son las verdaderas “Unstoppables” (‘Imparables’).

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