Una alianza explosiva, la peligrosa relación entre el régimen venezolano, el régimen iraní y su brazo armado, Hezbollah.

Esta sección de artículos de IranWire tiene como objetivo mostrar cómo la República Islámica de Irán ha establecido peligrosos vínculos, con intenciones aún más peligrosas y turbias, en distintos países de Latinoamérica. En asociación con periodistas locales, vamos a mostrarles el devastador impacto que asociaciones pueden tener en las democracias locales.

Este artículo, de la periodista nacida en Venezuela Ximena Herrera, analiza cómo el régimen iraní ha penetrado sin retorno en el gobierno venezolano de Nicolás Maduro, a partir de las relaciones que el fallecido presidente Hugo Chávez eligió establecer con su par iraní y cómo esa relación, nacida a partir de una necesidad económica del país del Caribe, terminó convirtiéndose en un proyecto político, ideológico y militar para ese país, y en la base de operaciones perfecta para Irán y su aliado más infame, Hezbollah, para controlar desde allí, sus vínculos en América Latina.

Es innegable que durante los últimos 10 a 15 años la cooperación entre el régimen venezolano y el régimen iraní ha crecido notablemente, ha habido una fuerte aproximación entre ambos países, y no precisamente con buenas intenciones. 

Esto se debe a la fuerza que buscó el antiguo presidente Hugo Chávez en el respaldo del gobierno iraní. Chávez planteó una afinidad política pero también quería implementar un proyecto militar y económico, es decir buscaba inversiones iraníes en Venezuela, las cuales empezaron por el área del petróleo y para eso se creó un banco llamado Banco Binacional Irán Venezuela. 

Simultáneamente en la búsqueda del respaldo iraní, el expresidente dio lugar a una política de “dejar hacer, dejar pasar”, que permitió el uso de Venezuela como punto de partida para el que el grupo Hezbollah tuviese un proceso de expansión en el continente sudamericano que aún tiene como objetivo solidificar su soporte financiero.

Para poder comprender cómo opera Hezbollah en Venezuela y en América Latina, es fundamental entender su dinámica de vinculación con los países y de acuerdo con Joseph Humire, director ejecutivo del Center for a Secure Free Society, esta vinculación es por medio de redes de apoyo que están anidadas principalmente en las comunidades árabes y libanesas. Las más grandes de la región residen en Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela.

Específicamente en el caso de Venezuela, Humire explicó en la entrevista realizada para IranWire, la existencia de 9 familias de la comunidad libanesa que han permitido la conexión de Hezbollah al país. Sin embargo, hace énfasis en tres clanes, como él los llama: El clan Rada, El clan Saleh y El clan Nassaderine. 

Es también importante aclarar el hecho de que el grupo ya operaba anteriormente en el país del Caribe y con la llegada del chavismo esta participación se intensificó. Existen diversas evidencias de que el grupo ha utilizado Caracas como punto estratégico para su desarrollo financiero, pero también para la organización de ataques terroristas. La evidencia más clara es el atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en Buenos Aires, donde murieron 85 personas. Las pruebas presentadas llevan a creer que la operación fue triangulada en Venezuela, tal cual se puede conocer en un informe publicado recientemente por el Atlantic Council, donde se vincula a  Amer Mohamed Akil Rada, cuya familia está asociada en la actualidad a la industria de criptomoneda controlada por el régimen de Nicolas Maduro,  Salman Roauf Salman, más conocido como Salman El Reda, acusado por la Justicia argentina además de ser el organizador de los atentados a la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992. El Reda está acusado de ser quien llevó a Argentina los explosivos utilizados en la voladura de la AMIA.

Según un informe realizado por el grupo de periodistas venezolanos localizados en Colombia “Gran Aldea”, se calcula que este grupo ha recaudado entre 3 y 5 millones de dólares al año gracias a las actividades ilegales en la Triple Frontera, que incluyen el lavado de dinero y el narcotráfico. Otra zona de intensa actividad ilícita para Hezbollah lo constituye la Isla Margarita, más conocida como la zona “Duty Free” del Caribe. 

Para ejemplificar el tipo de actividades ilícitas que realizan se puede tomar como ejemplo, en el año 2009, donde según informantes de la DEA, Ghazi  Nasseredine, parte del clan de los Nasseredine, organizó una reunión en Siria, país del cual era embajador, entre Hezbollah, Tareck El Aissami, quien ese momento era Ministro de interior, y el ex jefe de contra inteligencia venezolana,  Hugo Carvajal Barrios, bajo quien actualmente pesa una orden de captura por la DEA (Drug Enforcement Administration, en inglés),  en la cual se negoció supuestamente el intercambio de cocaína por armas para la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

Este acuerdo se materializó en 2014, cuando un avión de carga libanés lleno de armas llegó al hangar presidencial (rampa 4) del Aeropuerto Internacional de Maiquetía en Caracas.

Según lo plasmado en el informe del Atlantic Council, las armas eran un pago parcial por cocaína que las FARC proporcionaron al régimen de Maduro, y fueron trasladadas a una base militar en Guárico, Venezuela.

Es precisamente en la Isla de Margarita donde se localiza otra parte del clan Nassederine, quienes son considerados como dos de las grandes las cabezas de Hezbollah en Venezuela. 

Este clan funciona, de acuerdo con el léxico antiterrorista como “arregladores”, es decir, responsables de varias operaciones de lavado de dinero y, en el caso de los Nassaderine, administradores las actividades comerciales de Hezbollah en América Latina. Odas Nassaderine, por su parte, es otro miembro del clan, a quién Gran Aldea y el Atlantic Council le atribuyen el establecimiento de centros de formación paramilitar en Isla de Margarita. En la entrevista realizada para IranWire, Joseph Humire declaró que el objetivo de estos centros de formación paramilitar va más allá de armar a un grupo de personas, sino que es, lo que él llama, “entrenamiento para operaciones de desestabilización”, que permiten al régimen iraní tomar mayor control.  

Ambos hermanos Nassaderine son considerados por la prensa como sujetos muy cercanos al Ministro de petróleo, Tareck El Aissami.

El difunto presidente Chávez, a diferencia de su sucesor Nicolás Maduro, procuró establecer una línea que no podía ser traspasada, y el ejemplo más claro de ello tuvo lugar en el año 2006 cuando Teodoro Darnotte, un hombre que se autodenominaba Imam de Hezbollah en Venezuela puso una bomba a los alrededores de la Embajada de Estados Unidos en el país caribeño. Darnotte fue detenido y su base de operaciones desmantelada, lo cual se entendió como un mensaje a aquellos que pretendían llevar el conflicto hacia una dirección violenta. 

Con la reciente proclamación de Juan Guaido como presidente, diversas fuentes afirman que Nicolas Maduro ha buscado apoyo para eludir las realidades a las que se enfrenta luego de ser desconocido como presidente por varios países. En un informe, el Atlantic Council sostiene que Hezbollah “ha ayudado a convertir a Venezuela en el país del crimen organizado transnacional y el terrorismo internacional” 

Otro ejemplo de la libertad que tienen este y otro grupos en Venezuela es que funcionarios chilenos han identificado varias empresas de importación y exportación, principalmente ubicadas en la Zona de Libre Comercio de Iquique (ZOFRI) en el norte de Chile, que se sospecha que sirven como organizaciones fachada o empresas fantasmas para Hezbollah, entre ellas Saleh Trading Ltd. Compañía, que según reportes del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) importa constantemente “textiles” desde Venezuela a Chile. Como se puede observar en la factura realizada por el organismo venezolano

 

Factura de una de las empresas “fantasma” de Hezbollah, que operan en Venezuela.

Es innegable que Maduro está en una situación crítica, en un país donde la inflación crece diariamente, cada día con menos apoyo de la comunidad internacional y más sanciones económicas. Posiblemente esta es la razón por la cual busca mantener una aproximación al régimen iraní a toda costa y aceptando lo que estos puedan ofrecer, como también es cierto que dicho régimen mantiene hay un discurso de respaldo al mandato de Nicolas Maduro pero, sus reales intenciones son más de lógica de negocios y no de política. 

 

Venezuela atraviesa la peor crisis económica y social de su historia.

 

Las masivas y repetidas marchas del pueblo venezolano han contribuido al debilitamiento de Nicolás Maduro

 

Esto se puede ver presente en el supermercado Megasis, el cual abrió este año. Si bien es cierto que en gran parte es iraní, tiene una fuerte presencia de Colombia y está también muy ligado Alex Saab, un empresario colombiano, de origen libanés, quien fue capturado el 12 de junio de este año en Cabo Verde por una incautación de bienes aplicada por la fiscalía colombiana. El nombre Saab ya había sido escuchado durante el escándalo de los Panamá Papers, por haber utilizado los servicios del bufete panameño Mossack Fonseca para registrar diversas compañías. Saab además fue acusado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos de beneficiarse de “contratos sobrevaluados”, incluido el programa gubernamental de subsidios alimentarios de Venezuela, y la participación en operaciones ilícitas con el oro del país caribeño.

Este supermercado es el perfecto ejemplo de la calidad del apoyo iraní en Venezuela, pues busca evadir las sanciones impuestas por Estados Unidos. 

Son muchas las especulaciones sobre la venta de misiles iraníes a Venezuela, basadas en hechos como el funcionamiento de “Parchin Chemical Industries”, una empresa facilitadora de armas especiales para Irán, en la ciudad venezolana de Morón

Otra razón en la que se basan quienes alegan la venta de misiles, son diversos viajes de un alto mando militar iraní a Venezuela. Sin embargo, no existe ninguna prueba de que Irán haya vendido misiles a Venezuela. Esto implicaría un costo extra, además de la implementación de un nuevo sistema de armas (es importante recordar que los misiles funcionan por satélite), la implementación de estos satélites requeriría del respaldo y la aprobación política de otros países. Y sería una operación sumamente costosa. En resumen, lo que existe es una fuerte connotación de negocios, que busca violar sanciones impuestas por los Estados Unidos. 

Es importante no subestimar estas relaciones, la relación con Irán ha permitido que el régimen de Maduro se fortalezca y de paso a otras dictaduras en el continente latinoamericano. 

Es absolutamente necesario ver el peligro que implica la presencia tan marcada de Hezbollah en Venezuela. Pues como se puede observar, el grupo no solo funciona de la mano del gobierno, sino que se le ha permitido ser parte de él. Esto ha traído consecuencias graves para todo el continente, como ha sido la entrega de armas a la FARC o la libertad de mover dinero para diferentes operaciones alrededor del mundo. Mientras más fuerte sea la participación del grupo dentro del gobierno venezolano, más facilidades tiene para la expansión dentro de Latinoamérica, lo que acarreará, sin lugar a duda, consecuencias sumamente peligrosas.