Hezbollah y la estafa del tabaco en América del Sur

El Área de la Triple Frontera de América del Sur, en el cruce entre Argentina, Paraguay y Brasil, ha sido durante años un foco de actividad delictiva. Esto va desde el tráfico de drogas y armas hasta robo, fraude y blanqueo de capitales. También ha demostrado ser un terreno fértil para el "narcoterrorismo", que genera fondos para organizaciones militantes como Hezbollah principalmente a través del comercio ilegal de cocaína.

Pero Hezbollah también tiene otra actividad ilícita en el Área de la Triple Frontera: el tabaco. El grupo aliado a la República Islámica de Irán, sancionado a nivel mundial, se ha basado en Ciudad del Este, Paraguay: una ciudad con una población de alrededor de 200.000 habitantes. Según los informes, las células terroristas de Hezbollah, Hamas y Al-Qaeda han tenido presencia en Ciudad del Este desde 2002.

El presidente del Instituto Brasileño de Ética Empresarial (ETCO), Edson Vismona, dijo en una conferencia en 2018 que el 48 por ciento del contrabando a Brasil desde Paraguay proviene del comercio ilegal de cigarrillos, que ocasiona pérdidas a Brasil de 146,3 millones de reales (alrededor de US $ 30 millones) al año. Los cigarrillos paraguayos son mucho más baratos en Brasil debido a la diferencia de impuestos: 16 por ciento en el primero frente al 80 por ciento en el segundo. El contrabando de cigarrillos entre Paraguay y Brasil dijo Vismona, podría generar fácilmente una ganancia del 200 por ciento por paquete.

El interés de Hezbollah en el contrabando de tabaco

En 2016, la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) identificó una estructura jerárquica dentro de Hezbollah a cargo del tráfico de drogas en el Área de la Triple Frontera. Según la DEA, se remonta a 2007, cuando la organización terrorista agregó el tráfico de cocaína a su repertorio criminal anterior de opio y hachís.

Más recientemente, la organización recurrió al comercio de cigarrillos de Paraguay a Brasil para aumentar las ganancias. El contrabando de cigarrillos, altamente rentable y de bajo riesgo, permite a Hezbollah obtener dinero de una manera más sencilla para financiar actividades políticas y terroristas. Las condenas por contrabando de cigarrillos también conllevan sentencias de prisión mucho más leves (generalmente de dos a cinco años) frente a los 15 años (aproximadamente) con los que se puede condenar a un narcotraficante.

Para el año 2017, Emanuelle Ottolenghi, miembro de la Fundación para la Defensa de la Democracia (FDD), advirtió al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos sobre la importancia de este flujo de ingresos para el grupo militante. Citó un informe de 2016 del Ministerio de Salud de Israel, que indicaba que el comercio ilegal de tabaco se había convertido en "una fuente fundamental de financiación" para Hezbollah.

Edson Vismona de ETCO también había dicho que el contrabando de tabaco le permitió a Hezbollah mantener buenas relaciones con otras organizaciones criminales más grandes: "No hay actividad criminal que se desarrolle por sí sola". Y según Ottolenghi, el socio regional de Hezbollah en el contrabando de tabaco no es otro que el Primer Comando Capital (PCC), la banda criminal más grande y poderosa de Brasil, que controla casi todo el tráfico de drogas del país.

Las autoridades brasileñas creen que los vínculos entre Hezbollah y el PCC se forjaron por primera vez en 2006, inicialmente para el tráfico de drogas y luego se diversificaron hacia el tabaco. La Policía Federal de Brasil ha afirmado que Hezbollah ayuda al PCC a obtener armas y acceder a las redes internacionales de contrabando fuera de América Latina y, a cambio, recibe protección del PCC para los presos de origen libanés encarcelados en Brasil.

El “invencible” Primer Comando Capital

El PCC tiene cerca de 11.000 miembros y sus dos principales áreas de actividad son Sao Paulo en Brasil y el área de la Triple Frontera. Fue formado en agosto de 1993 por presos brasileños a raíz de la masacre de octubre de 1992 en la penitenciaría de Carandiru en São Paulo, en la que las fuerzas de seguridad brasileñas mataron a más de 100 presos después de un motín. El grupo forjó rápidamente vínculos con otra banda carcelaria, el Comando Rojo (Comando Vermelho), adoptando su lema "paz, justicia, libertad" y abogando por una revuelta revolucionaria contra el sistema capitalista.

En 1999, el grupo llevó a cabo el mayor atraco a un banco en la historia de São Paulo, robando 39 millones de dólares. Durante la siguiente década, el PCC creció en fuerza y ​​sofisticación y, a principios de la década de 2010, se diversificó hacia operaciones de tráfico de drogas y armas en países vecinos como Bolivia y Paraguay. Estableció vínculos tanto con Hezbollah como con la mafia italiana y, en la actualidad, muchos lo consideran casi invencible.

El tráfico ilegal de tabaco representa una fuente fácil de financiación del terrorismo. Al mismo tiempo, crea un mayor nivel de inseguridad e inestabilidad en áreas consideradas "puntos críticos" para la seguridad global.